Conócete a ti mismo

Quien ha escuchado hablar del oráculo de Delfos, o de Sócrates, indentificará esta frase que resulta común: “Conócete a ti mismo”. Pues bien, en el sentido del Ser, que hemos venido tratando, esto advierte en mayor medida un redescubrimiento de quién eres en realidad.

Desde el nivel de la esencia, podemos citar como premisa que el mundo observable por los sentidos es una proyección de una mente, y esta mente dista de encontrarse en un cerebro, aunque esto suene distinto a lo que la ciencia actual te pueda enseñar. En efecto, es preciso enfrentar la experiencia y el ejercicio de la razón, puesto que es un recurso que se ha elegido, encontrándose frecuentemente en diferentes roles y ocupaciones del individuo. Evidentemente plantear tal premisa no tendría sustento para una mente inclinada por la sóla razón que evita la intuición o que le falta coherencia para no darle importancia a lo que pueda resultarle ridículo, o ¿qué sentido tendría prestarle atención? ¿se le estaría confrontando algo? ¿acaso algo resuena en su interior?

Si en este momento de la historia se cuenta con ingenieros, científicos, psicoanalistas, filósofos, profesionales del derecho y demás profesiones que hacen ejercicio de la razón o análisis en mayor grado, es porque son necesarios en la experiencia práctica, es parte de lo que resulta evidente o común. También es cierto, que nuestro asunto no trata del acostumbrado ejercicio de la razón que gusta evaluar el comportamiento del individuo, sino que se da apertura para lo que poco te resulta común.

Podrías encontrar que desde cierta perspectiva del Ser no sería necesario reflexionar sobre una personalidad. Por otra parte, si la ciencia se abre a un conocimiento mayor entonces llegará a replantearse, algo así como una ciencia que considera la esencia, al menos por apertura de deducción o referencia, puesto que este universo tiene origen en la mente que dispuso las leyes, factor clave a tener en cuenta. Muchas veces se descarga la responsabilidad de explicaciones a la ciencia conocida como si esta fuera un dogma ¿acaso lo es?

Recordemos que lo que se está sugiriendo es que la frase de “conócete a ti mismo” aplica sobretodo a tu ser interno, perspectiva distinta a la que más se inclina el mundo. En efecto, cabe considerar un aspecto tan particular como el de las emociones.

Ideas y emociones

En ocasiones me ha interesado reflexionar sobre ciertos comportamientos de la personalidad, o por ejemplo lo que llaman eneagrama (básicamente es un enfoque que presenta nueve tipos en los que se basan las personalidades y sus combinaciones, para que te conozcas mejor). Ese interés puede seguir aplicando en alguna manera para mi (desde una perspectiva individual), mas no tiene mayor trascendencia cuando están en juego otros factores, o desde otro nivel que te aporta una nueva clave de comprensión. Y es que la reflexión sobre lo que parece acontecer en nuestras vidas puede ser simple pero aparecen las emociones y sobre todo la resistencia.

Las ideas pueden inclinarnos a un estado emocional, por tanto, si las creencias portan ideas estas pueden influir en nuestras emociones en positivo o negativo. Por ejemplo, si la gente cree que se es más feliz en pareja que sólo, entonces estar soltero resultaría aburrido y prácticamente deberías apurarte a resolverlo, cuando en lugar de creerte eso podrías pensar en disfrutar lo que vives en el momento, bien sea un instante, estado o una etapa en la vida.

Una de las ideas más influyentes es que eres un humano corriente. Es cierto que para vivir la experiencia se aplican algunas leyes y te mueves entre dos contextos, pero en esencia tienes el potencial de la fuente misma, se puede decir que el mundo que observas se proyecta por el ser que en verdad eres. Si has llegado a este punto entonces podrías plantearte:

¿Qué es lo que le da la carga de realidad a este mundo? Sí, tú. Y el colectivo de aspectos como otro tú, por así decirlo (las personas que participan activamente).

Podríamos citar otra idea como la de la culpa o la dependencia que se deriva de esta. Y es que aunque sea propicio evaluar tus actitudes o actos, quedarse sumergido en la culpa no sirve de nada. Además, ello te puede llevar a sentir que tomas distancia de la inocencia, como si estuvieras separado o no fueras apto para permitirte el Amor incondicional contigo mismo.

Detrás de los valores también hay creencias e ideas que pueden influir en positivo o negativo. Cabe anotar que la intuición también da un aporte a la elección de valores, de modo que ésta no necesariamente se trataría de una idea como las demás.

Algunas veces se siente que las emociones llegan por sí solas sin ningún motivo, bien puede ser por una idea o creencia o algo que tiene su origen en una programación, basicamente otra idea. Si necesitas de un profesional para ayudarte con eso puedes aprovechar lo que te ofrece el mundo, pero también puedes hacer algún trabajo personal para identificar cuando te sientes de cierta manera. Cabe considerar el estado vital o de salud, así como ciertos temores. No obstante, se puede decir que una idea repetitiva puede influir en tus emociones y son estas desde donde generalmente se toman decisiones.

Gestionar las emociones es un trabajo personal y si has comprendido que podría revisarse si hay una idea detrás que puedas cambiar sólo ten presente no quedarte atrapado en la reflexión. En ocasiones es necesario afrontarlas, permitirte algún bajón o un duelo, siempre y cuando tampoco te quedes allí. Es común confundirse cuando la lógica te dice algo pero las emociones poco o nada les importa al respecto, ignorar eso no tiene caso, comprenderlo y aceptarlo te abre camino para salir del conflicto. Resistir la resistencia parece generar el efecto opuesto.

Elegir la Paz interior

La Paz interior puede parecer una elección que se refleja como una actitud del individuo. Esta podría generarse por un hábito que se despierta cuando la valoras como un tesoro, como algo semejante a estar felíz. Plantearte ir en esa dirección sería como apostar por la idea poderosa de que tienes acceso a tu propia paz, pensar en ello sería simplemente un principio.

Diría que desde la esencia la paz es tu estado natural así que es tu derecho, pero paradójicamente un motivador para la paz del indiviudo es la saturación de sufrimiento, el que llegues a darte cuenta que no necesitas más de algo después de repetidas circunstancias, que verdaderamente deseas la paz o tu felicidad por encima de muchas cosas. Este es un disparador frecuente para tomar una actitud distinta frente a tu experiencia de vida.

Desde la esencia la Paz es invulnerable, mientras en la experiencia debe cuidarse y si te toma por sorpresa algo estás llamado a volver a ella en tanto sea posible. De allí que es importante observar las emociones, también comenzar un entrenamiento o acudir a ciertas ayudas que podríamos mencionar en algún momento. En principio bastaría con una actitud aunque no suele ser así, mas si llegas al punto de gozar de paz en medio de las circunstancias has encontrado un verdadero tesoro.

No temas entonces si ves proyecciones o a otros que por sus actitudes podria percibirse cierta envidia cuando luces tranquilo, y no estoy hablando de una actitud de relajo en la que no estás considerando algún aspecto de respeto hacia el otro, esas cosas las puedes distinguir y evaluar. Evidentemente otro podría confundirlas pero lo que importa es tu buen sentir e intención interior.

¿Que daría más fortaleza o aportaría aprendizaje al respecto? ¿Alguien que se aisla totalmente para vivir en paz o uno que la cuida inmerso en el mundo? Si bien, pueden existir propósitos, o sea bueno alternar ante la rutina del mundo en algún momento, podrías sacar tus propias conclusiones. Escuché alguna vez que un factor para identificar el nivel de discípulo es que la persona tenga al menos el 50% + 1 de paz en medio de lo cotidiano, o cuando se ha dado un giro donde te sientes merecedor de la paz, dando crédito a ese Guía interior, sino seguramente la persona estaría interesada en otras cosas. Como dice el antiguo proverbio Zen:

“Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro”