Después de las preguntas preparatorias para orientar el desarrollo de la sesión, me encontraba de nuevo en aquel sillón de terapia y para cuando llegó a la cuenta de tres y puso su dedo en mi frente, me dijo:
~ Ve hacia a la colina justo donde se encuentra aquel árbol frondoso, ¿lo ves?
~ Sí.
~ Ahora abrazas el árbol y te haces uno con él, tú eres el árbol, un árbol frondoso que sobresale en el campo. Sientes como los pájaros se posan en tus ramas y a lo lejos divisas todo el panorama. Dentro del árbol se abre una especie de puerta, un portal y tu te deslizas. ¿Dónde te encuentras?
~ Pensaría que sigo dentro del árbol no veo nada realmente.
~ De acuerdo, intentémoslo de otro modo, ahora te encuentras ante una cueva e ingresas en ella … vas a ver un pasillo que tiene unas puertas, camina, elige una y ábrela – esperó unos segundos – dime ahora ¿qué ves?
~ Estoy en el espacio.
~ ¿Sabes dónde estás? Pregúntalo, tú puedes hacerlo – señaló proyectando confianza.
No sabía cómo era ello, yo me sentía consciente de todo aunque mi cuerpo se encontraba relajado, así que pregunté en voz alta.
~ ¿Dónde estoy?
~ ¿Qué te llega?
~ No lo sé, creo que me llega Andrómeda.
~ Pregúntale si es tu maestro.
~ Me dice que sí – esta vez la pregunta la hice para mis adentros.
~ ¿Lo puedes describir?
~ Tiene ojos oscuros grandes, nariz reducida y su cabeza es algo alargada.
~ ¿Ves qué vestido trae él?
~ Está vestido de gris claro, es adherido a su cuerpo y puede cambiar de color a voluntad.
~ Veo. ¿Qué quieres preguntarle?
~ Sobre el accidente y las imágenes.
~ ¡Hazlo! – esperó mi diálogo interior y preguntó – ¿Qué te dicen?
~ Que era el momento de ayudarme con mi proceso para despertar, así lo había pedido yo.
~ ¿Algo más?
~ Que las imágenes son recuerdos, hologramas de escenas que ocurren a la vez y que me permitieron ver mientras me encontraba en coma. Me mostraron la vida de un planeta.
~ Dile que si te puede mostrar algo – esperó nuevamente y preguntó – ¿Qué ves?
~ Veo el planeta.
~ Pregunta el nombre.
~ Me llega algo que comienza por “Ma”, pero no logro comprenderlo o descifrarlo bien.
~ Tranquilo, hay cosas que te llegarán y te dirán y otras no, es cuestión de permisos. Dime ¿qué ves ahora?
~ Veo que me dirijo a un orificio relativamente reducido en al menos el extremo que me enseñan de aquel planeta, al irme acercando se ve mas bien un orificio significativo. Me dicen que son comunes en los planetas y son el ingreso a su hábitat interior donde encuentras un pequeño sol central que ilumina la vida interna, es como si ese planeta fuese hueco por dentro, de modo que hay vida en la superficie y debajo de ella también.
~ Viven en una densidad distinta a la tercera, su existencia se encuentra en la quinta densidad de ese planeta, su ADN es distinto, con más hebras, diría que elevado respecto al nuestro y dado que vibran en otra frecuencia es posible conservar sus cuerpos jóvenes por miles de años hasta que partan para continuar una nueva experiencia de existencia, prácticamente serían como inmortales para nosotros. Me dicen que también debe comprenderse que el tiempo en esa densidad se percibe de otra manera.
~ Pregúntale si conocen algo de nuestro planeta.
~ Me dicen que sostuvieron contacto con antiguas civilizaciones de los llamados continentes de Lemuria y la Atlántida, en particular con la colonia galáctica de Lemuria, antes de lo que conocemos como diluvio.
~ ¿Puedes describir algo de lo que ves al interior de ese planeta o de su vida?
~ Tiene similitud con nuestra vegetación, árboles muy grandes, montañas, algunas aves, el sol interior, el mar, ríos, aunque tienen más tierra que agua. Ellos son de cabello mas bien negro, algunos castaños o rubios, piel rojiza, otros bastante blancos, tienen básicamente la misma figura humana pero son mucho más altos, de hecho, serían como gigantes para nosotros. Al parecer se alimentan de semillas o algún fruto que germina de su suelo. Viven en ciudades pequeñas, sus casas son grandes, verdaderamente tienen buen espacio, veo muchos cristales en sus edificaciones y naves pequeñas en formas de disco que operan con un principio de electromagnetismo.
» La gente no necesita de medicinas porque carecen de enfermedades, además en esa densidad tampoco se presentan trastornos mentales. Su trabajo o actividad comunitaria la realizan según sus habilidades y su libre elección buscando disfrutar lo que hacen, son muy organizados y eficaces, gozan de bastante tiempo libre para su vida y desarrollo personal. No veo más, creo que eso es todo lo que me permiten ver – añadí.
~ Ahora pregunto, ¿lo que está sucediendo a nivel cósmico con nuestro planeta, nos llevaría a la misma densidad en que se encuentran ellos?
~ Me dice que las dimensiones de las que hablo, son mas bien densidades superpuestas y que en estos tiempos se da una mayor canalización de la luz del interior de nuestro universo y vibración cósmica que es propicia para ayudar a elevar la conciencia, pero que apenas está empezando como si fuesen los segundos del inicio de un amanecer y esto sucede de un modo gradual.
» En la manera de percibir nosotros el tiempo esto resulta lento, de modo que el amanecer galáctico en pleno puede significar siglos pero finalmente se diluye nuestra densidad.
» Ahora nuestro planeta pasa a una nueva densidad tal como en la que se encuentran ellos y esto sucede sin que nos demos cuenta de ello. En esta transición cambian las vibraciones de energía y se puede experimentar también negatividad. Elevando la conciencia se podrá dar el salto de densidad a la vez con la tierra, esto es lo que conocen como ascensión cósmica.
Martín paró nuevamente como si se quedara pensando algo y luego preguntó.
~ Veamos, ¿qué otra cosa has experimentado? … ¿Ves algo más?
~ Sí – le respondí más pesado que antes, realmente me estaba durmiendo, ya no escuchaba a Martín.
En cambio, escuchaba las voces de unos niños, como si fuesen ángeles que me decían: “por acá, eso es, sigue”. No sabía si por precaución o temor quería salir de aquel sueño, e inmediatamente escuchaba sus voces diciendo:
~ Se perdió, se perdió, ah, se perdió.
Tomé confianza y los secundé aunque no lograba verlos, solo escuchaba aquellas voces alegres de niños juguetones diciendo: “eso es, por acá, por acá”.
Tampoco sabía si estaba empezando a tener sueños, pero empecé a experimentar algo como si tomara distancia de esta realidad.
Las imágenes de la vida pasaban por mi mente como la cinta de una película y yo era mas bien un observador. Literalmente no sentía ni tiempo ni espacio, la realidad que conocía había dejado de ser la realidad, existía una realidad más profunda, al menos veía lo que conocía en perspectiva.
Me debatía en la realidad. Algo me decía esto es lo verdaderamente real y otra parte me indicaba lo contrario, que la realidad era la que normalmente había conocido. Era una verdadera batalla en mi interior, como si dos “yo” distintos tuviesen una disputa, tal parecía que no salía de ese ciclo, lo cual me hizo sentir náuseas.
En medio de aquel debate finalmente comencé a experimentar que viajaba en lo profundo, no lo sabría explicar pero me sentía muy bien y con una fuerza interior única, con paz y amor. Uno de aquellos “yo” finalmente había tomado ventaja, de modo que seguí sumergiéndome y alcancé a ver algo así como figuras fractales, o quizás más bien, mandalas. Proseguí a un punto donde llegaba a una luz pura resplandeciente que parecía aumentar sin parar y las imágenes desaparecieron de mi mente, tampoco tenía lugar alguno aquel sentimiento humano de soledad.
En ese estado sentí que estaba inmerso en Dios, que era parte de Él, más aún, que yo mismo era Dios. Me sentía pleno, con una dicha indescriptible, desbordaba en abundancia de vida. Sabía que era el Viviente, todo Amor, todo Luz, todo lo irradiaba.
Continuaba sumergiéndome en Dios y me sentía inabarcable, prácticamente nada sobre lo existente o sobre lo creado allí existía fuera de mí y sentía que mi fuerza era indescriptible. Era Él y estaba en Él mas no recuerdo que existiese ningún otro ser ni nada más. Luego sentí como si algo me llamara la atención y me recordara fijarme en otras cosas. Creo que descendí un poco de aquel estado, como si fuese un dios pero en otro grado, con una conciencia con identidad y aún así me encontraba conectado con todo. Me decía a mí mismo:
~ ¡qué bello soy! ¡cuánto amor tengo!
No entiendo por qué comencé a verme como un niño creador lleno de alegría, con una confianza eficaz y absoluta en su Padre y en sí mismo. Todo lo podía diseñar y fabricar, todo cuanto imaginaba salía de mí y era bello.
Veía cómo en medio de una noche oscura podía hacer un espectáculo de luces como si de juegos pirotécnicos se tratase, con figurillas brillantes de colores, quizás se trataba de algo parecido al Big Bang o a la creación de sectores del universo. No dejaba de invadirme una gran alegría y paz. Continuaba siendo Luz, de hecho, mi luz se inflamaba e irradiaba todo aquello a mi alrededor.
Comencé a bajar otro poco de aquel estado y allí lograba pensar en un nivel personal sobre la gente que conocía, mi individualidad se venía acentuando otro poco entonces volvían a aparecer otros seres y personas. Yo no entendía de dónde salían pero podría decir que desde allí amaba a cualquiera y hasta los veía igualmente bellos, sabía que una parte de cada uno se encontraba conectada entre sí y compartíamos la misma esencia divina.
Continué descendiendo, dejaba entonces de ser aquel “Yo Soy” y me encontraba más cercano a cómo me conocía, sabiendo que existía en el pensamiento de mi Creador, de quien salí como una chispa divina hasta llegar a esta apariencia. Luego una parte de mi conciencia me recordó que me encontraba acá, como en un cuerpo acostado en un mueble, fue entonces cuando finalmente escuché de nuevo la voz de Martín que estaba haciendo el conteo regresivo diciendo:
~ Tres, ahora despierta, puedes abrir tus ojos.
Abrí los ojos, allí estaba de nuevo en aquel sillón reclinable.
~ ¡Qué susto me has dado! – Exclamó Martín.
Yo solo sonreí y él agregó:
~ Te quedaste dormido y tenías una cara de felicidad. ¿Me vas a decir qué viste?
~ ¡Guuau, mi hermano! No me lo vas a creer, creo que estuve en el cielo.
~ Si alcancé a sospechar que te sentías bien y habías entrado en un trance tan profundo que temía que no lograras salir de allí. Nunca antes me había pasado, te creo pero de verdad me has dado un susto enorme. Alcancé a pensar que te quedarías allí – Yo permanecía asombrado, lo alcanzaba a escuchar de un modo aislado, en segundo plano y aún me sentía pesado con sueño – creo que ha sido demasiado y tu me has dado un susto enorme, uff.
~ Esta vez hemos llegado al meollo de mi asunto.
~ Bueno, pues me alegra que finalmente hayas descubierto y resuelto tu inquietud.
~ ¿Sabes Martín? Esto que he experimentado me ha hecho pensar que en cierto modo es como si los acontecimientos que vivimos en esta realidad, desde la perspectiva y un punto de observación distinto, no existieran. No sé si es que no existen del todo pero es difícil expresarlo, las palabras no lo abarcan, desde allí esto es como una película.
~ Haz el intento de expresarlo.
~ Es como si Dios nos hubiese creado sólo en Espíritu. Podría pensarse que esta vida es como una realidad pero más bien es como si estuviésemos en la mente de Dios, como si fuésemos un ser creado en la mente de Dios.
» No lo sé, pero sospecho que podrían llegar a existir realidades de pensamientos, frutos del pensamiento de ese ser que está en la mente de Dios como si se tratase de un sueño dentro de otro sueño.
» Ahora viéndolo desde acá, podría ser que hiciéramos las veces de terminales nerviosas de aquel ser, los sensores con los cuales experimenta este mundo en todos los niveles de existencia que se han generado, pero esto aún es confuso para mí.
» ¿Qué te puedo decir? Lo que he experimentado es lo más vivo y real que se pueda sentir y si hablamos de realidad, entonces la realidad más profunda y original tendría que ser el mismo Dios.
Continué contándole a Martín lo que había experimentado en esos instantes y él me empezó a explicar algunos temas que para mí habían dejado de ser familiares después de mis años juveniles, tales como la existencia de Lemuria y la Atlántida como continentes antiguos.
Era hora de despedirme de modo que partí y me dirigí directo a casa. Para cuando llegué mi hermano aguardaba en el apartamento.
~ Te estuve esperando para ir a la parroquia a la reunión de esta semana, te he llamado y no doy contigo – dijo con cierto tono de reclamo.
~ Estuve ocupado en una terapia y dejé el celular apagado.
~ También he querido saber qué sucede contigo, después del accidente dejaste de ir a la iglesia.
~ Es que no he sentido necesidad alguna.
~ Te noto algo extraño, distinto, como muy introvertido. No sé qué se ha disipado en ti después del accidente, ¿sabes? la gente te pregunta – Lo decía desconcertado.
~ Sí, sé que son muy queridos, salúdalos de mi parte. La verdad es que siento que el tiempo allí con todo lo que sucedió con nuestros padres fue de gran ayuda, así como para muchas más cosas. Sólo que ahora me siento en otra etapa de mi vida.
~ Alex, eres la única familia directa que tengo y me preocupas, eres mi hermano. Estos días que has frecuentado a Martín te noto aún más disperso.
~ Te he dicho que estoy bien, las terapias ya pasaron, el trabajo pinta nuevamente de maravilla, estoy pagando las deudas y en unos cuantos meses estaré libre de ellas.
~ De acuerdo. Cualquier cosa no dudes en decirme y no olvides que mañana sábado quedamos de salir a la casa de campo de nuestro tío con nuestro primo Felipe y su novia, además Janeth invitó a su amiga Lorena, tu fisioterapeuta. Nos vemos, voy a salir.
En tanto se marchó, me senté a reflexionar lo que había estado viviendo en las sesiones y pláticas con Martín. Me sentía retomando paradigmas antiguos, mis esquemas mentales se relativizaban nuevamente así que comencé a consultar en Internet material relacionado.
Me decía para mis adentros, la misión de Nuestro Señor Jesucristo fue clara, mostrarnos al Padre, hacernos Uno con Él, darnos la dignidad de Hijos de Dios y por tanto amarnos como verdaderos Hermanos. En Su Vida jamás se desvió de esto y ello se puede apreciar en los evangelios. Si nunca antes se había entregado esta información sería porque su misión fue concreta.
La ley de la evolución de los seres en el universo podría operar de algún modo, quizás realmente nos acercamos a un momento nuevo de apertura y Luz, de Sabiduría y conocimiento mayor, quizás llega la mayoría de edad de la humanidad que conocemos. Ahora parecía comprender más cosas, además de la idea de alma gemela, así como la reencarnación. No podía negar aquello que resonaba conmigo.
Recordé las cortas escenas de las vidas con Laura que se suscitaron en medio del trance dirigido por Martín, me ganó el impulso por saber de ella de modo que no me resistí a hacerlo. Fue entonces cuando decidí buscar sus datos y escribirle un email para contactarla.
Sentía que debía contarle algo, tal vez ella merecía saber algo más sobre nosotros. Más que eso, deseaba hacer algo que nunca antes había hecho. ¡Agradecerle!